EUROPA
PRESS
30 octubre
2018
Cuanto
más empático, más sano
Los mensajes de salud pública a menudo
dicen a las personas cosas que no quieren escuchar: los fumadores deben dejar
de fumar; las personas sedentarias necesitan moverse o cambia las pizzas y salchichas
por una ensalada con proteína magra.
Para muchas personas, estos mensajes activan sus defensas
naturales. Les hacen sentir mal acerca de sí mismos y sus elecciones, lo que
lleva a su subconsciente a rechazar el estímulo saludable.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en 'Proceedings of the National Academy os Sciences' encontró que un simple ejercicio de preparación
en el que las personas sedentarias piensan más allá de sí mismas antes de ver
los mensajes de salud puede hacer que esos mensajes sean más efectivos. La
actividad cerebral de los participantes no solo mostró que eran más receptivos
a los mensajes, sino que se volvieron más activos físicamente en las semanas
siguientes.
El estudio involucró a 220 adultos sedentarios que tenían
sobrepeso o eran obesos, personas cuya falta de actividad física los pone en
mayor riesgo de una variedad de resultados de salud negativos. "Una de las
cosas que obstaculiza el cambio de comportamiento de las personas es la actitud
defensiva", explica la autora principal Emily Falk, profesora asociada de
Comunicación, Psicología y Marketing en la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia,
Pensilvania, Estados Unidos.
"Cuando se les recuerda a las personas que es mejor aparcar
el automóvil más lejos y dar unos pocos pasos más, o levantarse y moverse en el
trabajo para reducir el riesgo de enfermedad cardiaca, a menudo se presentan
razones por las cuales estas sugerencias pueden ser relevante para alguien más,
pero no para ellos", agrega.
Se promueve más
actividad física
Para combatir esos sentimientos defensivos, los científicos
involucraron a los participantes en una de las dos tareas de auto-trascendencia
y compararon sus respuestas con las de un grupo de control no trascendente. Las
tareas de auto-trascendencia requieren que los participantes piensen en valores
más grandes que ellos mismos, como las personas que aman y cuidan, y lo
hicieron mientras los sujetos estaban en una máquina de resonancia magnética
funcional, lo que permite a los investigadores ver su actividad cerebral en
tiempo real.
El primer grupo de auto-trascendencia reflexionó sobre las
cosas que más les importaban. Si eligen "amigos y familiares", es
posible que se les pida que piensen en momentos en el futuro en que puedan
sentirse cerca de sus amigos y familiares. Si eligen la
"espiritualidad", se les puede pedir que piensen en momentos en los
que podrían conectarse con Dios u otras fuentes de poder superior.
Se pidió a un segundo grupo de auto-trascendencia que
hiciera repetidos deseos positivos tanto para las personas que conocían como
para los extraños, lo cual incluía esperanzas de que sus amigos estuvieran
alegres o que otros estuvieran bien. Mientras tanto, un grupo de control
reflexionó sobre sus valores menos importantes. Luego, todos los participantes
vieron mensajes de salud contundentes que los alentaron a ser más activos, o
explicaron por qué sus comportamientos actuales los ponen en riesgo.
Por ejemplo: hacer más actividad fortalecerá tus músculos;
los músculos más fuertes te facilitarán moverte y hacer las cosas que te gustan
durante más tiempo; o acostúmbrate a subir y bajar las escaleras siempre que
puedas y evita coger el ascensor con la mayor frecuencia posible. También
mensajes como "La Asociación Estadounidense del Corazón dice que las
personas sedentarias como tú corren un grave riesgo de padecer una enfermedad
cardiaca. Esto significa más pastillas y un mayor riesgo de enfermedad y
muerte".
En el mes siguiente, los participantes recibieron mensajes
de texto diarios que repetían el experimento en miniatura, preparándoles para
pensar pensamientos auto-trascendentes (o pensamientos de control neutral)
antes de recibir mensajes de salud. También llevaban rastreadores de actividad
física para controlar su actividad.
Aquellos que habían completado cualquiera de las tareas de
auto-trascendencia fueron significativamente más activos en el mes siguiente,
con menos tiempo de sedentarismo. Además, los científicos hallaron que, durante
las tareas de auto-trascendencia, las personas mostraron una mayor actividad en
las regiones cerebrales involucradas en la recompensa y la valoración positiva,
en comparación con el grupo de control.
"La gente a menudo informa que la auto-trascendencia es
una experiencia intrínsecamente gratificante, dice la autora principal Yoona Kang, investigadora postdoctoral
de la Escuela Annenberg de Comunicación de la
Universidad de Pensilvania. Cuando tienes preocupaciones por los demás, estos
pueden ser momentos gratificantes".
Estas sensaciones gratificantes, creen los investigadores,
pueden llevar a las personas a estar más abiertas a escuchar consejos de salud
no deseados. "Si primero dejas que las personas se 'alejen' y piensen en
las cosas y las personas que más les importan, dice Falk, entonces ven que su
auto-concepto y autoestima no están ligados a este comportamiento particular:
en este caso, su falta de actividad física".
Kang también señala que permitir que las personas se sientan
parte de algo más grande que ellos mismos puede tener efectos positivos sobre
la salud. "Las personas son capaces de hacer cosas por sus seres queridos
que probablemente nunca harían por sí mismas, dice esta experta. La idea de la
auto-trascendencia, cuidar a los demás más allá del propio interés personal, es
una fuente potencialmente poderosa de cambio".